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Asociación Cristiana los Levitas estudio enseñanza bíblica Cadiz España

Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz. Vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois Pueblo de Dios

Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz. Vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión, pero ahora son complacidos.  (1 Pedro 2, 9-10) 

 

El pueblo elegido fue constituido por Dios como un reino de sacerdotes y una nación consagrada (Ex 19,6) pero dentro del pueblo de Israel, Dios escogió una de las doce tribus, la de Levi, para el servicio litúrgico; Dios mismo es la parte de su herencia. Un rito propio consagro los orígenes del sacerdocio de la Antigua Alianza. En ella los sacerdotes fueron establecidos, para intervenir en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.

 

Instituido para anunciar la Palabra de Dios y para restablecer la comunión con Dios mediante los sacrificios y la oración, este sacerdocio de la Antigua Alianza, sin embargo, era incapaz de realizar la salvación, por lo cual tenía necesidad de repetir sin cesar los sacrificios, y no podía alcanzar una santificación definitiva, que solo podría ser lograda por el sacrificio de Cristo. 

 

Todas las prefiguraciones de la Antigua Alianza encuentran su cumplimiento en Cristo Jesús, único, mediador entre Dios y los hombres, (1 Tm 2,5) Melquisedec, sacerdote del Altísimo (Gn 14,18), es considerado por la tradición cristiana como una prefiguración del sacerdocio de Cristo, único Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec (Hb 5,10; 6,20) santo inocente, inmaculado, (Hb 7,26) que mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los santificados, (Hb 10,14) es decir, mediante el único sacrificio de su Cruz.

 

Cristo, sumo sacerdote y único mediador, ha hecho de la iglesia, un Reino de sacerdotes para su Dios y Padre, (Ap 1,6) Toda la comunidad de los creyentes es, como tal, sacerdotal. Los fieles ejercen su sacerdocio bautismal a través de su participación, cada uno según su vocación propia, en la misión de Cristo, Sacerdote, profeta y Rey.

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